Ruta de 6 días por algunos de los pueblos más bonitos de Navarra
Hacía mucho tiempo que le tenía ganas a Navarra. A pesar de llevar varios años recorriendo España, por unas cosas o por otras esta comunidad siempre se me había resistido. Y, por fin, el pasado mes de mayo hicimos una ruta bastante completa por algunos de los valles navarros más bonitos: Baztán, Salazar, Roncal y Belagua. Y el resultado ha sido de enamoramiento total.
Navarra es naturaleza en estado puro. Imagino que con los colores del otoño será espectacular, pero es que en primavera es verde fosforito. Sí, tal cual. Y os lo dice una gallega criada en un pueblo, así que a lo largo de mi vida paisajes verdes he visto unos cuantos.
Pero el verde y la frondosidad de los bosques navarros es especial, no sé cómo explicarlo. Desprenden algo mágico, hacen que conectes con el entorno de una forma increíble. En cuanto estás allí entiendes por qué esas tierras han estado inundadas de mitología y seres fantásticos. De brujas, de ninfas, de señores del bosque. En los bosques navarros todo es posible.
Ruta por Navarra: Datos prácticos
Para poder conocer una zona mucho más amplia sin tener que hacer diariamente grandes desplazamientos en coche, dividimos la ruta en tres etapas: Tres noches en Elizondo (valle de Baztán), dos noches en Urzainqui (valle de Roncal) y un día de ruta en la que aprovechamos para hacer varias paradas.
Nos alojamos en dos pensiones que son una auténtica pasada: La pensión Txokoto en Elizondo y Kapel Etxea en Urzainqui (las próximas semanas haré las dos reseñas para que las puedas ver detalladamente). Estos pueblos son perfectos para recorrer sendos valles en coche sin necesidad de hacer grandes desplazamientos, ya que los dos se encuentran más o menos en el centro de los lugares que vamos a visitar en ambas zonas.
En cuanto a temperatura, debes saber que la zona de Roncal es bastante más fría que la de Baztán, ya que en algunas zonas se rebasan los 1.600 metros de altitud. Así que, aunque sea verano, te recomiendo meter una cazadora o un jersey por si las moscas. Y, si vas en invierno, prepara botas de nieve, guantes, bufanda y ropa de térmica. La necesitarás. Nosotros fuimos la semana del puente del 1 de mayo y en el Baztán las temperaturas fueron bastante agradables, pero en el Roncal nos congelamos. Así que ya sabes, quien avisa no es traidor.
Bueno, no me enrollo más, aquí va nuestra ruta desglosada día a día:
Día 1. Elizondo
Empezamos fuerte, porque la capital del valle de Baztán es uno de los pueblos que más me ha gustado de todo el viaje. Se trata del más grande y urbano de todo el valle, aunque mantiene el encanto de sus orígenes y de la cultura tradicional de antaño.
Su arquitectura tradicional, de grandes fachadas blancas con vigas vistas de madera, contraventanas a juego y amplias entradas de piedra con arcos de medio punto se entremezcla con numerosos palacios y construcciones nobiliarias, fruto de la abundancia económica de algunos indianos que regresaban de América tras haber hecho fortuna. Cabe destacar el Palacio de Arizkunenea (actualmente la casa de la cultura), el ayuntamiento y la iglesia de Santiago.
Pero si hay algo hipnótico en Elizondo es la presa de Txokoto, con su pequeño salto de agua y sus vistas desde el puente Muniartea. Podría pasarme allí horas, sin moverme de la esquina del puente donde se encuentra su nombre grabado en piedra, escuchando el sonido el agua y contemplando aquella maravilla.
Una de las vistas más bonitas del río la encontrarás detrás del ayuntamiento, cruzando el arco de piedra que da a la calle Pedro de Axular.
Día 2. Parque Natural del Señorío de Bértiz – Mirador del Baztán (Irurita) – Amaiur
De Elizondo ponemos rumbo a Oronoz-Mugaire, donde se encuentra una de las mayores zonas verdes de Navarra: El Parque Natural del Señorío de Bértiz. Este parque cuenta con dos zonas muy diferenciadas: Un espectacular jardín botánico del siglo XIX (visita obligada) y un inmenso bosque con 7 rutas señalizadas para hacer senderismo. Unas 2.050 hectáreas de naturaleza en estado puro en el que destacan zonas de robledal y uno de los hayedos más imponentes del sur de Europa.
Pasamos la mañana en el Parque Natural y para comer nos dirigimos a Irurita, a tan sólo 12 minutos en coche. Tras comer en el único restaurante que encontramos en el pueblo, nos dirigimos al Mirador del Baztán, que se encuentra saliendo de Irurita en dirección a Ziga.
Junto a la carretera nos encontramos con una balconada de piedra desde la que se obtiene una excepcional panorámica del valle. Rodeados de los montes Legate y Alkurruntz y de las cimas de Gorramendi, Otanarte y Gorramakil, podemos distinguir, en el centro del valle, los pueblos de Irurita, Elizondo, Elbete, Ziga o Lekaroz, además de numerosos caseríos y bordas de ganado dispersas por los campos y laderas. Un paisaje increíble que bien merece una pequeña parada.
Para finalizar el día, nos dirigimos a Amaiur (Maya en castellano), a sólo 20 minutos en coche. Se trata de uno de los pueblos más emblemáticos de Baztán, y no es para menos. Al llegar a la entrada del pueblo, su característico arco de medio punto nos da la bienvenida y nos deja intuir lo que será un pueblo muy pequeño, pero de gran belleza.
Se trata de un ejemplo perfecto de pueblo-calle, ya que todas las casas se sitúan entorno a la calle principal. En la parte más alta del pueblo, vemos el mítico monolito del Monte Gaztelu, lugar donde se encontraba el Castillo de Maya, una fortaleza destruida en la conquista de Navarra por parte del reino de Castilla. Un pueblo de cuento, con una historia fascinante, rodeado de bosques y montañas de un verde intenso espectacular. ¿Qué más se puede pedir?
Día 3. Ruta de las cuevas: Urdax, Zugarramurdi y Sara
Muy cerca de Elizondo se encuentran estos tres pueblos, cada uno con unas cuevas impresionantes que no te puedes perder.
Lo curioso es que, a pesar de estar muy cerca entre sí, son tres cuevas totalmente diferentes. La cueva de Urdax es una cueva geológica considerada el yacimiento prehistórico del Paleolítico superior más importante de Navarra. Si tuviese que elegir, esta sería probablemente mi favorita. Sus estalactitas y estalagmitas, formadas por la erosión del río Urtxume, crean verdaderas esculturas naturales de formas imposibles.
A tan sólo 7 minutos de Urdax nos encontramos con las cuevas de Zugarramurdi. De hecho, existe un sendero que une ambas cuevas si prefieres ir caminando. En este caso estamos ante un imponente complejo cárstico a cielo abierto, formada por la erosión del agua de la llamada Regata del Infierno, o «Infernuko Erreka». Su túnel principal cuenta con unos 120 metros de largo y una altura media de unos 12 metros, y en sus inmediaciones podrás encontrar numerosas cuevas más pequeñas pero igual de interesantes.
Además de las cuevas, quizá lo más interesante Zugarramurdi sea su historia y las leyendas populares que fueron surgiendo entorno a la práctica de la brujería en las cuevas. Si tienes tiempo y te interesa el tema, te recomiendo que te acerques al Museo de las Brujas, a escasos minutos andando de las cuevas.
Terminamos el día dirigiéndonos a las cuevas de Sara, ya cruzando la frontera de Francia. Se trata de un recorrido de apenas 15 minutos en coche, por lo que realmente merece la pena acercarse.
Formadas en el interior del monte Atxurria, las cuevas de Sara (Grottes de Sare, en francés) son un inmenso entramado prehistórico con una geología realmente atípica. Debido al suelo arcilloso del monte nos encontramos con una gruta seca, por lo que no encontrarás estalactitas ni estalagmitas. Pero la fuerza del agua que recorre su interior ha esculpido sus rocas y paredes creando unas estancias de formas realmente caprichosas.
Día 4. En ruta: Roncesvalles – Ezcároz – Ochagavía – Urzainqui
Abandonamos Elizondo para dirigirnos a nuestro siguiente destino: Urzainqui. Por el camino tenemos dos paradas programadas: Roncesvalles y Ochagavía. Pero el recorrido es tan bonito que invita a hacer bastantes más.
Nuestra primera parada, Roncesvalles, tiene alrededor de 20 habitantes y, literalmente, tres cosas que ver: la Real Colegiata, la iglesia de Santiago y el Silo de Carlomagno. Pero esto no significa que sea una parada prescindible. En absoluto. Es más, la visita guiada de una hora que te permite ver los tres monumentos es una de las mejores que he hecho en mi vida. Su gran importancia en la Edad Media, debido a su ubicación estratégica en la frontera y la proliferación de peregrinos del camino de Santiago, hacen que Roncesvalles cuente con una arquitectura medieval increíble, una historia sorprendente y un patrimonio (especialmente eclesiástico) muy importante.
Continuamos por la N-135 y la N-140 en dirección a Ochagavía, pero antes nos llama la atención el mirador de Jaurrieta, donde nos paramos a sacar unas fotos de la panorámica del pueblo.
Siguiendo por la N-140, de repente nos encontramos entrando en Ezcároz, sede de la Junta del Valle de Salazar, en pleno Pirineo Navarro. Sus calles empedradas, la tradicional arquitectura pirenaica, y el curso del río Salazar cruzando el pueblo lo convierten en un pueblo encantador, de esos en los que hay que hacer parada sí o sí.
Apenas 5 minutos más adelante llegamos a Ochagavía, uno de los pueblos más bonitos del Valle de Salazar y, probablemente, de todo el pirineo Navarro. Ochagavía es un pueblo de cuento. Uno de esos lugares en los que, apuntes donde apuntes con tu cámara, siempre obtendrás una postal perfecta. Sus estrechas calles empedradas a ambos lados del río Anduña, sus puentes de piedra y una arquitectura típicamente pirenaica hacen que en Ochagavía se pare el tiempo. Pasea, respira y disfruta del paisaje, pues no querrás irte de allí.
Tras abandonar Ochagavía, ponemos rumbo a nuestro destino final: Urzainqui. Llegamos al valle de Roncal.
Día 5. Urzainqui – Mirador de Larra-Belagua – Roncal
Urzainqui es uno de los 7 pueblos que forman el valle de Roncal. Se divide en dos barrios, separados entre sí por el río Esca y comunicados por un solo puente. En una de sus orillas, aun se conserva un muelle fluvial, fruto de la importancia que el comercio maderero tuvo en la zona. Pasamos la mañana dando un ligero paseo por el pueblo y hacemos una ruta de senderismo de apenas una hora hasta la cercana ermita de Idoia (entre Urzainqui e Isaba).
Segunda parada del día: Mirador de Larra-Belagua. Este es el punto de más altitud de todo el viaje y, sin duda, uno de los más (o el más) impresionante. A sólo 17 km de Isaba por la NA-137, en el puerto de Belagua, y a los pies de la estación de esquí del mismo nombre, nos encontramos con este espectacular mirador. Está situado a pie de la carretera, en la frontera con Francia, en uno de los entornos de mayor riqueza natural. Sus vistas al valle de Belagua, a la Reserva Integral de Aztaparreta a la Reserva Natural de Larra y las imponentes cimas pirenaicas hacen que allí en medio te sientas realmente pequeño. Una visita absolutamente imprescindible, de verdad. Y sí, nos congelamos vivos (esa cantidad de nieve es del mes de mayo, amigos).
Por la tarde, tras hacer una breve parada en Isaba para comer, nos dirigimos a Roncal, pueblo que da nombre al valle y, para nosotros, el más bonito. En su parte más alta destaca la Iglesia de San Esteban, una colosal construcción gótico-renacentista del siglo XVI que hace que parezca que estamos ante un enclave de Juego de Tronos.
Una de las cosas que más me llamó la atención de Roncal fue la gran cantidad de casas señoriales, con sus blasones nobiliarios, que hay por el centro del pueblo. Probablemente, fruto de la bonanza de los indianos regresados de América. Otra de sus zonas más bonitas es el barrio de Iriartea, a orillas del río Esca, donde encontramos un viejo molino.
Si tienes tiempo, te recomiendo que des un paseo hasta el panteón-mausoleo del ilustre tenor Julián Gayarre. Además de ser un monumento de gran belleza, por el camino (unos 15-20 minutos caminando) obtendrás unas excelentes vistas del pueblo.
Día 6. Olite
No, Olite no pilla cerca del resto de la ruta. Pero si, como era nuestro caso, no lo conoces, tienes que ir. A nosotros nos pillaba de paso volviendo a Madrid, pero de verdad, aunque no te coja de camino es una parada que merece mucho la pena.
El Castillo de Olite siempre aparece en las listas de los castillos más bonitos de España, y desde luego, es una posición más que merecida. Construido entre los siglos XIII y XIV, de carácter cortesano y militar, el Palacio Real de Olite fue una de las sedes de la Corte del Reino de Navarra, además de uno de los castillos medievales más lujosos de Europa.
A pesar de que en los siglos XVII y XVIII cayó en estado de abandono y del incendio que sufrió durante la Guerra de Independencia Española (1813), el estado actual del castillo, fruto de una restauración de 1937, es inmejorable. Sus numerosas y altísimas torres, sus arcos, decoraciones e infinitas estancias dejan patente el lujo y la belleza que este castillo ostentaba en la Edad Media. ¡Contaba incluso con un zoológico!
Además del castillo, antes de irte de Olite no dejes de visitar la iglesia de Santa María la Real (pegada al castillo), y la iglesia de San Pedro, cuyo afilado torreón te llamará la atención desde el castillo.
Y, hasta aquí nuestra visita a Navarra. Conclusión: Quiero volver. Navarra me ha enamorado. Sus pueblos, sus paisajes, su gastronomía, su naturaleza… Ha sido un viaje increíble. Me he quedado con muchas ganas de recorrer la Selva de Irati y las Bardenas Reales pero esta vez no daba tiempo a más.
¿Qué te ha parecido la ruta? ¿Añadirías o quitarías algo? ¡Déjamelo en los comentarios y charlamos!