Patones de Arriba: uno de los pueblos más bonitos de Madrid
Al pensar en Madrid, la mayoría de la gente piensa en una gran ciudad. En grandes avenidas con luces de neón, teatros, centros comerciales, atascos, prisas y ajetreo. Y sí. Pero Madrid también tiene otra cara. Mi cara favorita, de hecho. Porque no muy lejos de la ciudad, en Madrid se pueden encontrar paisajes increíbles. Puertos de montaña, frondosos bosques y pueblos detenidos en el tiempo, que hacen las delicias de cualquier amante de la naturaleza y el turismo rural. Y hoy vengo a hablarte de uno de esos lugares: Patones de Arriba.
Patones de Arriba es un pueblo detenido en el tiempo en un entorno espectacular. Ubicado en la falda de la montaña, entre las sierras de Guadarrama y de Ayllón, hoy en día es un pueblo prácticamente deshabitado, dedicado casi por entero al turismo. Su principal característica es su arquitectura de pizarra, propia de los llamados «Pueblos Negros».
En la parte alta del pueblo, se encuentran antiguas eras, cochiqueras y bodegas, construidas con piedra caliza y pizarra, testigos del pasado agrícola y ganadero del pueblo. Actualmente, caminar entre ellas es retroceder en el tiempo. Desde esta parte alta se tiene una vista privilegiada del pueblo y la montaña, y el sentimiento de contacto con la naturaleza y, a la vez, con el pasado tradicional del pueblo se hacen uno a la vez que se disfruta de un agradable paseo.
El origen de Patones de Arriba reside en un poblado ganadero que se instaló en la zona en el siglo XVI. Por aquel entonces, las viviendas eran de una sola planta, probablemente semejantes a las eras y tinados ganaderos que se encuentran a las afueras del pueblo. Fue en el siglo XVIII cuando se comenzaron a construir viviendas de dos plantas, muy similares a las que podrás ver en la actualidad.
En el siglo XX de forma paulatina los habitantes de Patones fueron descendiendo de Patones de Arriba al llano, a orillas del río Jarama, donde se fue construyendo el nuevo núcleo urbano, dando así lugar a Patones de Abajo. Desde entonces, Patones de Arriba ha quedado como lugar turístico, siendo declarado Bien de Interés Cultural en 1999.
Muchas de sus casas han sido rehabilitadas para convertirse en mesones, tabernas o restaurantes, en ocasiones con vistosas terrazas.
Pero sin duda, el principal atractivo de Patones de Arriba es caminar por sus estrechas calles de pizarra, que lo han convertido en una auténtica joya de la arquitectura negra.
Si además quieres disfrutar de este entorno decorado con un colorido especial, te recomiendo que lo visites en otoño, cuando el color de los campos se tiñe de amarillos y naranjas. Muchas casas están rodeadas de vegetación, y el contraste de los colores con la pizarra es absolutamente espectacular.
En la plaza del pueblo, centro neurálgico de Patones de Arriba, encontrarás la Iglesia de San José, construida a mediados del siglo XVII con los materiales propios de la zona, como pizarra y madera. En su interior se encontraban tres retablos, que por desgracia desaparecieron durante la Guerra Civil. No obstante, aún se conserva una imagen de la Virgen de las Candelas, patrona del municipio. Durante siglos, además de iglesia fue también lugar de encuentro político y centro social del pueblo. Actualmente alberga la oficina de turismo y una exposición permanente sobre la historia y orígenes de Patones.
¿Qué ver cerca de Patones de Arriba?
Patones de Arriba es un pueblo pequeño, que puedes recorrer sin esfuerzo en una mañana. No obstante, muy cerca puedes encontrar lugares muy interesantes para visitar. A continuación, te dejo mis dos favoritos:
- Mirador del Embalse del Atazar: El embalse del Atazar es el mayor de la Comunidad de Madrid, representando el 46 % del volumen embalsado de la región. A tan sólo 15 km de Patones, en la M-134, muy cerca de la presa, se encuentra este mirador desde el que podrás disfrutar de unas vistas increíbles del embalse y todo su entorno, hasta vislumbrar las cumbres de la sierra de Guadarrama.
- Pontón de la Oliva: El Pontón de la Oliva es la presa más antigua de la comunidad, construida a mediados del siglo XIX en un cañón formado por el río Lozoya. La presa se encuentra actualmente en desuso, y su gran pared de cemento se funde con la vegetación que crece a orillas del río. Sin embargo, lo más impresionante del Pontón es la pasarela voladiza que recorre la pared occidental del cañón, a una respetable altura, sobre el embalse vacío. Al final de la pasarela, arranca una senda que permite remontar el tramo más sinuoso y recóndito del río Lozoya. Enfrente, en la otra pared del cañón, unos acantilados totalmente verticales de más de 100 metros hacen las delicias de los escaladores más atrevidos. Una gran construcción abandonada en un entorno natural bellísimo, a tan sólo 7 km de Patones, ¿qué más se puede pedir?
Y tú, ¿has estado en Patones de Arriba?
Si has visitado Patones de Arriba, o vas a hacerlo próximamente, ¡cuéntamelo en los comentarios! Me encantará leerte y compartir contigo esa experiencia viajera.
A mí desde luego tanto el pueblo como el entorno me han maravillado, así que estoy segura de que repetiré.
Si vas a viajar a Madrid y tienes tiempo para dedicar algún día a visitar sus alrededores, no lo dudes, apunta a Patones de Arriba en tu lista, ¡no te arrepentirás!