Hospedería Parque de Monfragüe: lo mejor de la naturaleza en un hotelazo con piscina
El mes pasado hicimos una escapada de fin de semana al Parque de Monfragüe, en la provincia de Cáceres. Le tenía ganas desde hace tiempo, ya que es un lugar privilegiado para ver muy de cerca una de las colonias de buitres negros más importantes de Europa, y ver volar de cerca y en libertad a estos animales es una auténtica pasada. Además, siempre es una maravilla perderse unos cuantos días en la naturaleza, disfrutando de nuestros parques naturales.
Pero para ver algunas de las maravillas de este parque, sabíamos que íbamos a tener que darnos unas buenas caminatas, y como es bien sabido, el calor extremeño no es ninguna tontería… Así que decidimos ir con calma, y disfrutar de la belleza del parque aprovechando el fresquito de las mañanas y de media tarde, y descansar de los acalorados paseos en el hotel las horas de calor más fuerte. Por ello elegimos la Hospedería Parque de Monfragüe, ya que su ubicación, a las puertas del parque, lo convierte en el lugar perfecto.
Pero no sólo por su ubicación. Estábamos en Extremadura, en verano, y haciendo rutas que nos dejarían agotados, así que al llegar al hotel queríamos la comodidad de sentirnos como en casa, y además poder disfrutar de las horas centrales del día refrescándonos en lugar agradable con una buena piscina. No suena mal, ¿no?
El hotel pertenece a la red de Hospederías de Extremadura, un conjunto de hoteles con encanto, en su mayoría construidos sobre edificios históricos y rehabilitados para ofrecer todo tipo de comodidades. No obstante, este hotel es un edificio de nueva planta, renovado en 2015. En su interior, en cuanto entras se puede apreciar su cuidada estética vanguardista y la luminosidad que entra por sus amplios ventanales.
Está situado en el pueblo de Torrejón el Rubio, a las puertas del Parque Natural, a tan sólo 5 km del famoso mirador del Salto del Gitano, el más importante del parque, o a 14 km del pueblo Villareal de San Carlos, centro neurálgico del parque, donde se encuentra su centro de interpretación y desde donde parten la mayoría de rutas.
Habitaciones de la Hospedería Parque de Monfragüe
El hotel cuenta con 60 habitaciones (46 doble estándar, 2 adaptadas, 4 individuales, 4 dobles superiores y 4 dúplex). Nosotros nos alojamos en una doble estándar, con un diseño, un equipamiento y una amplitud que hacían que nos sintiésemos como en casa. No echamos nada en falta. La habitación contaba con minibar, televisión de plasma de 32 pulgadas, carta de almohadas, buena conexión wifi, y un amplio armario con caja fuerte. El baño, por su parte, impecable e igual de bien equipado: buen secador para el pelo, todo tipo de artículos de aseo y amplia ducha con dos salidas de agua.
Pero lo mejor de la habitación fue, sin duda, la tranquilidad y el silencio que reinaba durante todo el día, y las magníficas vistas a la dehesa extremeña que teníamos desde nuestra pequeña terraza. Esto convirtió nuestra estancia en un completo remanso de paz, y de conexión con la naturaleza al 100%.
Instalaciones de la Hospedería Parque de Monfragüe
El hotel cuenta con todo lo necesario para pasar unos días de desconexión total sin que eches nada en falta:
- Una pista de pádel, para liberar tensiones practicando el deporte de moda en plena naturaleza (tarifa para clientes alojados: 6€/1 hora y media).
- Una cafetería con una amplia terraza al aire libre con privilegiadas vistas del Parque de Monfragüe.
- Una piscina exterior con una amplia zona de jardín alrededor, con césped, árboles, bancos y hamacas, y con zonas tanto de sol como de sombra, para disfrutar del calor del veranito como auténticos reyes.
- Un spa, inaugurado a mediados de 2015, que tuvimos la suerte de probar de forma gratuita ya que se encontraba todavía en pruebas. Es un spa pequeño, pero suficiente para relajarse un buen rato y salir como nuevo. Consta de una piscina climatizada con chorros de hidromasaje a diferentes alturas, cuellos de cisne, cama de hidromasaje y bomba de natación a contracorriente, así como de una cabina de baño turco, una ducha bitérmica y varias cabinas de calor por infrarrojos.
- Un pequeño gimnasio, ubicado en el mismo recinto del spa, que cuenta con bicicleta estática y elíptica, cinta de andar, máquina de remo y máquina de pesas.
- Además, el hotel cuenta con varios salones para celebrar eventos.
El restaurante de la Hospedería Parque de Monfragüe
En el restaurante del hotel, El Paraíso de los Sentidos, se sirven los desayunos, comidas y cenas. Es un amplio comedor situado en la planta baja, muy luminoso y con maravillosas vistas gracias a sus grandes ventanales.
Cenamos las dos noches en el hotel, donde pudimos disfrutar de una amplia y variada gastronomía que se centra en la cocina tradicional extremeña y en la utilización de productos típicos de la zona, con un toque de cocina de vanguardia que nos sorprendió muy gratamente, tanto por la mezcla de sabores de cada plato (una delicia), como por las cuidadas presentaciones de los mismos. Todo ello acompañado de una buena carta de vinos, donde prevalecen los caldos más representativos de las mejores bodegas extremeñas.
Los desayunos se sirven en el mismo restaurante. Un desayuno tipo buffet al que no le falta de nada: embutidos, fruta de temporada, tostadas con pan de molde o con grandes rebanadas de pan de pueblo, bollería variada, cereales y yogures. Y para acompañarlo: café, infusiones, sobres de Cola-Cao y zumo de naranja.
Qué ver en el Parque Nacional de Monfragüe
Si por algo destaca el Parque de Monfragüe es por su riqueza en cantidad y variedad de especies de aves. No en vano cada año, a principios de marzo, se celebra en el parque una prestigiosa Feria Ornitológica Internacional. En el espectacular risco del Salto del Gitano nidifica la colonia de buitre negro más importante de Europa y una de las más grandes a nivel mundial, pero además, desde los numerosos miradores del parque podrás avistar cigüeñas negras, una de las mayores colonias de águila imperial, alimoches, buitres leonados o buhos reales, entre otros. Y en el cauce de los ríos te podrás encontrar con el martín pescador, cormoranes o ruiseñores.
Eso sí, para poder contemplar bien a estos animales no olvides tus prismáticos, pues son imprescindibles para disfrutar de las vistas desde los miradores.
Para recorrer los principales rincones del parque, hay tres rutas principales, bien señalizadas y de diferentes longitudes y dificultades. Son el itinerario verde, el itinerario amarillo y el itinerario rojo. Éstas son las rutas más famosas y accesibles, aunque hay alguna más (puedes descargarte toda la información y los itinerarios en pdf -> AQUÍ). Las rutas parten desde el pueblo de Villareal de San Carlos, donde si lo necesitas pueden proporcionarte información en el centro de interpretación del parque.
Nosotros solamente hicimos completa la ruta verde, hasta el mirador del Cerro Gimio, una atalaya en la que se conservan restos de la época romana, desde donde se pueden apreciar unas espectaculares vistas del río Tajo y de gran parte del parque, y disfrutar del vuelo de las aves que nidifican en la zona.
De la ruta roja hicimos algunos tramos, ya que algunos lugares estaban cortados por haber quedado sumergidos bajo el agua del río (nos quedamos con ganas de ver el Puente del Cardenal, por ejemplo, que estaba completamente sumergido bajo el agua, a pesar del calor de la temporada).
Visitas imprescindibles son el ya mencionado mirador del Salto del Gitano, la senda que va desde Fuente del Francés hasta la Casa de Peones Camineros y, muy especialmente, el Castillo de Monfragüe. Desde el Castillo de Monfragüe, se obtiene una panorámica absolutamente increíble del parque (la foto de cabecera de este artículo está sacada desde allí). Se trata de un antiguo recinto amurallado, probablemente de origen árabe, que contaba con cinco torres, de las cuales la única que se conserva actualmente es la Torre del Homenaje, de planta pentagonal, y los restos en ruinas de una torre cilíndrica. Adosada a la Torre del Homenaje, se encuentra la ermita de Monfragüe, donde se guarda una imagen de la Virgen traída desde Palestina por un grupo de caballeros cruzados en el siglo XII.
Con ganas nos quedamos de adentrarnos en la senda amarilla, que lleva al mirador de La Tajadilla, donde se pueden ver juntos muy de cerca los ríos Tajo y Tiétar antes de que éste último desemboque en el Tajo.
Pero si algo bueno tiene dejar alguna cosilla en el tintero, ¡es que así tenemos la excusa perfecta para volver! Aunque con esta belleza de paisajes y tan buen alojamiento (si volvemos por allí, repetimos seguro), ¿quién necesita excusas?
Y tú, ¿conoces el Parque Nacional de Monfragüe? ¡Cuéntanos tus rutas y lugares favoritos en los comentarios!